2 minutos
¿La felicidad tiene un aroma? Si es así, ¿podría ser el de la crema solar de coco, que recuerda al mar, a la sabia picadura de la piel y al calor del sol? ¿O tal vez la dulzura golosa de las fragancias, que evoca las vacaciones en el extranjero o el jardín de la abuela? Y si no, podría ser también el aroma de la hierba recién cortada, de una mata recién templada o de una miríada de otros aromas que componen nuestro vocabulario olfativo personal.
Dado que los estímulos olfativos se producen en el sistema límbico de nuestro cerebro, junto con las emociones y los recuerdos, el modo en que están conectados es increíblemente complejo.
También estas emociones son muy complejas. Según el Dr. K. Scherer de la Universidad de Ginebra, las emociones son el resultado de cambios en nuestros pensamientos y en nuestro cuerpo, y por eso tienen efectos tanto psicológicos como físicos. Influyen en nuestros sentimientos, en nuestro comportamiento y, por supuesto, en nuestras aspiraciones. Controlar las emociones es complicado, ya que nuestras respuestas emocionales se basan en nuestras experiencias individuales. Lo que hemos visto en el pasado puede determinar el modo en que respondamos a una nueva situación en el presente.
Si las emociones son difíciles de entender, aún lo son más las respuestas emocionales que desprenden los olores. Pero comprender qué puede ser el perfume de la felicidad o de otras emociones significa poder crear fragancias que aumenten la sensación de bienestar. El equipo de Investigación y Desarrollo de Firmenich colabora con especialistas y universidades de todo el mundo. En 2009, el Grupo de Percepciones y Biorrespuestas de Estados Unidos puso en marcha el programa Emodor en colaboración con la Universidad de Ginebra. El programa Emodor explora las dimensiones psicológica, psicológica y de comportamiento de la relación existente entre los olores y las emociones.
Para determinar la respuesta emocional a los olores, los investigadores registran los valores fisiológicos de los sujetos evaluados, que se someten a distintos perfiles. Los sensores de potencia y la actividad del cerebro pueden medirse con distintos instrumentos, como el electrocardiograma y el electroencefalograma. También es posible trazar un mapa de los riesgos a través de una observación implícita del comportamiento, basada en la expresión de la vista, en su interior y en las asociaciones implícitas.
Basándose en las respuestas emocionales a los perfiles condicionados a nivel cultural, el programa Emodor mide también los sentimientos del usuario, realizando investigaciones sobre cómo se expresan verbalmente las emociones en los distintos países y en diferentes idiomas. Este método se basa en el modelo abreviado ScentMove, integrado en herramientas de alta precisión como DNA Emotion, Soulsearch y Emotion 360°. Además, estas herramientas son capaces de liberar determinadas emociones a través de las fragancias, añadiendo en ese momento los perfiles para generar los sentimientos deseados en áreas geográficas específicas.
La complejidad de la relación entre fragancias y emociones forma parte de la fascinación de los perfumes. La fragancia adecuada transporta al consumidor al lugar que personalmente lo hace feliz y sereno y le devuelve su umor y su seguridad. Crear un perfume similar es posible gracias a la sabia unión de la creatividad de los perfumistas y de una búsqueda a la vanguardia: nuestro equipo está disponible para ofrecerle todas sus competencias. Confíe en nosotros para crear fragancias que inspiren emociones positivas y alegres.